Cuando somos niños queremos crecer rápido para poder hacer ciertas cosas que no nos permiten hacer nuestros padres, de repente tener más edad para poder actuar como en ese momento queremos,pero claro esta luego volver a tener lo que tenemos como niños, ciertas comodidades, cero responsabilidades, que nos lo den todo hecho, no tener que estar sacrificándonos por los demás si tuviéramos que hacerlo, es bonito que nuestros padres nos den todo lo que queremos desde la tranquilidad de pedir. Exigir que queremos esto o lo otro, ahora se nos ocurre que debe ser así como decimos, vivimos en ocasiones en el eterno capricho sin darnos cuenta que es lo que cuesta el obtener esto que estamos pidiendo.
Con el tiempo vamos valorando todo lo que nuestros padres nos ha ido dando, ayudando económicamente cuando ya podemos trabajar para poder sostener el circulo familiar, esto que nosotros hemos disfrutado y que queremos conservar tanto para nosotros como para ellos.
Te das cuenta de todo lo que tus padres han conseguido y como tu de pequeño no tenías conciencia de lo que era el poder llegar a tener esto que pedías, vivías en un mundo o realidad distinto al que es, y es normal que tengamos esta actitud ya que no llegamos a comprender que es lo que esta ocurriendo y el motivo por el cual lo que estamos pidiendo no llega.
Es importante que recordemos las personas que hemos tenido cerca de pequeños y todo lo que nos han aportado o como admiramos a estas personas por lo que son y no por lo que tienen.
Antes de continuar, fijemosnos como valoramos por encima de todo como nos tratan las personas cercanas y como cuando vamos creciendo nuestra escala de valores cambia y preferimos rodearnos de personas que tienen bienes que de otras que tienen más sentimientos o que nos aportan enriquecimiento pero de otra manera que no es monetaria.
Si nos paramos a pensar cuando somos pequeños queremos pensar como lo hacen las personas que tenemos cercanas, pensamos que son sabias, que están en posesión de la verdad, que tienen la barita mágica y la solución a toda nuestras grandes preocupaciones. Cuando peor estamos ellos llegan y solventan lo que nos esta pasando, queremos pensar como ellos para tener solución para todo.
Si nos paramos a pensar cuando somos pequeños queremos pensar como lo hacen las personas que tenemos cercanas, pensamos que son sabias, que están en posesión de la verdad, que tienen la barita mágica y la solución a toda nuestras grandes preocupaciones. Cuando peor estamos ellos llegan y solventan lo que nos esta pasando, queremos pensar como ellos para tener solución para todo.
Nos encanta vivir la etapa de ser jóvenes, de tener ciertas responsabilidades, pero hasta cierto punto tener cubiertas ciertas necesidades dedicándonos solamente a lo que compete que es estudiar, salir y ayudar en casa.
Cuando vamos creciendo queremos seguir conservando la parte en la cual nos sentimos jóvenes pero como pensaban nuestros familiares a los cuales creíamos sabios, el poder tener estas dos partes juntas, una mezcla o combinación que dure un buen tiempo, es mantenerte en un buen grado de resolución desde estar o sentirte joven.
Llegada a cierta edad, cuando ya peinamos canas por decirlo de cierta manera, ya somos mayores y vemos crecer otras generaciones nos permitimos el dar consejos, el apoyar desde la experiencia de la vida que hemos tenido o llevado.Nos piden conocer que es lo que haríamos en este caso u otro pensando estos que nos preguntan lo que nosotros pensábamos cuando eramos niños, ahora nosotros somos los sabios.
Son distintas etapas por las cuales todos pasamos más o menos tiempo, es evolucionar según nos van ocurriendo circunstancias que nos hacen pensar o madurar de una forma u otra, en unas ocasiones maduramos por ciertos motivos de una manera que otras personas no pasan por ahí pero si lo hacen de otra manera que nosotros desconocemos por lo que nos encontraremos probablemente para aportarnos la experiencia.
Cada etapa de la vida nos lleva a aprender una serie de cosas que nos tocan para poder tomar un camino u otro, para seguir por donde nos habíamos pedido, si nos torcemos no pasa nada, es una aprendizaje más pero ya llegará el momento de tener que retomar donde nos habíamos quedado para seguir avanzando.
Si nos damos cuenta siempre que estamos en una situación siempre pensamos que "el vecino" tiene lo mejor, nos gustaría vivir la vida de la persona que tenemos al lado, pero cuidado con estas peticiones ya que no sabemos como ha llegado a este estado que para nosotros es maravilloso y pedir estar así implica también todo su aprendizaje, no es quedarte solo con la parte bonita de su historia.
Por lo tanto vivamos nuestras etapas, nuestras historias como mejor sepamos, desde intentar ser el mejor pero sin competir más que nosotros ya que esto no es competir sino evolucionar.
Actuar desde el amor incondicional y NUNCA dejar de soñar como un niño.
Piensa como un adulto, vive como joven, aconseja como anciano, pero nunca dejes de soñar como un niño.
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