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lunes, 11 de julio de 2016

El Funambulista


Zora Vladir desde niño siempre quiso dedicarse a lo mismo que había visto desde su infancia.

Le atraía el poder sentir la adrenalina, cómo desde arriba se debía estar siempre atento a lo que estabas haciendo pero también observar a las personas.

Nunca fue su intención trabajar con seguridad  sino estar a lo que la vida le trajera,confiaba en sus posibilidades, en que nunca pasaría nada y por lo tanto no le preocupaba.

Estas ganas de ser funambulista le viene por parte de su padre y abuelo que se dedicaban a esto hasta que por edad ya no podías salir más veces.

Te retirabas y ayudabas en otras labores en el circo o cubrías tu cuerpo para seguir en el pero que no te reconocieran por esto de...pero ¿este antes no era funambulista?

Su abuelo lo hizo de esta manera ya que le encantaba también hacer reír o como su padre que ayudaría en otras cosas pero sería y era su entrenador.

La posibilidad de que ocurriera alguna cosa era diaria salvo los lunes que descansaban o cuando desmontaban en una ciudad para trasladarse a otra ciudad.

El vivir en un circo era muy distinto a lo hacían  otras personas pero no echaba de menos otra forma  a pesar de tener amigos con otros trabajos puesto que era la que tenía sentido para el.

Un día que tubo un pequeño percance y se puso a pensar.

El salía a andar por un cable sabiendo que podría llegar el dejar de tenerlo, consciente de que estaba en la cuerda floja   (nunca mejor dicho) y que cada día debía dar de si lo mejor porque nunca sabía si al día siguiente podría volver a vivir esa experiencia.

¿Acaso no había muchas personas que tenían sus vidas pero se sentían así ? ¿Acaso esto no era parte de la esencia de la vida el aprovechar o vivir en el momento presente?
¿Si lo perdiera todo por accidente o porque prescindieran de él  que sería de su vida?

Quizás su vida no era tan distinta a la de otras personas.

Realmente andamos por la vida por un camino que entendemos que si no pasan situaciones ajenas "a nuestros planes", llegaremos a nuestro destino. A veces sujetos aunque con complicaciones  y otras por un cable fino del cual nos podemos caer. Descansamos cuando hacemos lo que llaman "examen de conciencia" pero no por cosa muestra sino porque ya toca parar o te paran.

Si nos paramos a pensar,  ¿cuantas veces nos hemos podido sentir así? Como andando por un cable fino sin saber que puede pasar,creyendo que todo irá bien pero con la posibilidad de caernos.

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