martes, 29 de noviembre de 2016

El barco en el que vamos.


Alejados de los ámbitos que estamos, perdidos en el encuentro de lo que queremos, no sabiendo muy bien que es lo que buscamos pero buscamos incansablemente , sin parar , sin mirar, sin querer esperar a que haya alguna circunstancia que nos de una señal, empeñados en seguir andando y andando sin rumbo , perdidos en el camino del estar , de pensar que esto es lo que tenemos que hacer porque nos han dicho que lo importante es caminar. Que lo importante es tener un objetivo en la vida, saber a que has venido y para que puedes estar viviendo.

Sentir que es lo que estamos haciendo es más importante que estar caminando “como locos” sin saber a donde estamos yendo, quien nos acompaña o si queremos realmente seguir andando o parar para tomar aliento, para estar por lo que nos esta pasando mientras hemos ido andando sin rumbo alguno , sin conocer tan siquiera que era lo que nos proponíamos, animados por otros a seguir y seguir , hay que nadar y no tanto el recapacitar.

Vagar por senderos de oscuridad es lo que te trae cuando no te enfocas, estamos solamente andando pero no temernos ningún puerto al que llegar, zozobramos, navegamos sin remos, sin un sitio que nos quiera acoger, a la deriva más absoluta, y solamente porque alguien nos dijo un día, que hay que lanzarse para poder obtener resultados, que da igual hacia donde vayamos pero lo importante es ir, ya llegaremos a algún puerto y mientras, nosotros que somos muy bien mandados nos hemos lanzado a navegar aconsejados desde la orilla de estos, su situación de comodidad de estar seguro en lo que están.

Censurados por querer parar, por solo caminar cuando sabes a donde quieres llegar, a estas personas se les dice que están quietos, pero... ¿quietos? O quizás sensatos en no querer coger el primer tren que les lleve a algún sitio, o cogiendo alguno que no deberían coger. Quizás es la opción que te toca puesto que deber ser así para tu aprendizaje y puede ser así pero también dejar a las personas que elijan sus propios errores, no por hacer caso al que te dice que hagas cometas no tu error sino el que debería cometer el otro.

¿Cuál es el destino por lo tanto indicado para llegar si no sabes cual es el tuyo? Si no sabes cual es el tuyo cualquiera es por lo tanto el acertado por decirlo de esta manera, es dejarse llevar por lo que sientes que debes hacer, pero desde primera persona no porque familia, amigos o pareja te explique que debes hacer, ir, pensar o sentir de tal manera.

Es hora de tomar las riendas de tu propias experiencias, saber que las equivocaciones se producen porque tu decides tomar opciones, que el rio no te esta arrastrando a donde te quiera llevar sino que tu te estas dejando arrastrar puesto que es tu elección, puesto que te das permiso para dejarte llevar hacía donde te quiera transportar y donde, en un momento determinado quieras dejar de estar en ese rio.

Cada vez hay más personas que tienen el síndrome de “hago lo que me dicen” puesto que me es cómodo, cuando son pequeños y hasta la adolescencia los padres dicen, cuando empiezan a salir los amigos dicen, cuando tienen pareja ell@s dicen y llega un momento que la vida te para, te pone una situación y...QUE QUIERES AHORA HACER CON TU VIDA, TÚ DECIDES.

El despertar del letargo del dejarse llevar por comodidad suele ser un buen zarandeo que nos hace darnos cuenta de cuanto tiempo hemos estado vagando como peonzas creyendo que tomábamos decisiones pero sabiendo entonces que las tomábamos estando pendientes de lo que otros aportaran, más sumándonos al comentario que dando nuestra opinión.

Y la pregunta quizás sería, ¿para cuando el despertar?, cuanto tiempo debemos esperar y si es necesario que nos llevemos un gran zarandeo para llegar a ciertas conclusiones.

Revisar si estoy tomando yo las decisiones en primera persona o si me sumo o hago lo que otros me van diciendo. Esta bien escuchar pero lo importante es decidir tras escuchar puesto que si te confundes el único artificie de esto eres tu.

Y habrá momentos que coincidan las opiniones pero cuando no sea el caso, hay que hacer lo que sintamos que es lo correcto para nosotros no para el que desde fuera puede llegar a opinar ya que tiene su propio prisma.

Este momento el que estamos viviendo el que ya no tenemos el salvavidas que por si me hundo esta ahí pero que cojo muy a menudo, demasiado, es aprender a nadar sabiendo que tienes salvavidas.

Por lo tanto...

¿Cuál es nuestra situación?

Voy en la barca que quiero, solo, acompañado, voy solo pero quiero que suba alguien, con remos, a la deriva, con un motor que me impulsa, tengo un puerto al que llegar,cualquiera me sirve, estoy dejando que la corriente me lleve y cuando este cerca de algún punto ya veré que hago si bajo o cambio de rumbo....


Son posibles respuestas, pero realmente la mejor respuesta esta DENTRO DE TÍ.

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