jueves, 8 de diciembre de 2016

El escudo y la espada


En ciertas épocas, momentos o etapas de nuestra vida sentimos que no hay nadie que pueda opinar o sobre pasar ciertas lineas que para nosotros son muros infranqueables, que una opinión contradictoria o un hecho que no concuerde con lo que es nuestro patrón es....¡¡DANGER!!

Es condición en el ser humano a veces por cierta educación o supervivencia el estar con “un escudo y una espada” como soporte “para atacar”.Esperando un “supuesto enemigo” que intente hacernos daño con sus actos, nos moleste, haga algún comentario que no es de nuestro agrado o invada nuestra zona en la cual vivimos bien, y cuando alguna de estas condiciones se da o todas, se produce un primer escondite tras el escudo (nos protegemos de lo que ha ocurrido)  para a reglón seguido y sin esperar explicaciones porque dan igual....nos sentimos atacados  y por lo tanto hay que lanzarse a por todas a decir o hacer (metafora de sacar la espada) todo lo que estas en nuestras manos.

Y quizás la reacción lógica sería dejar explicar el motivo del comentario o hecho para posteriormente razonar nuestra postura, estando de acuerdo o no. Pero lo que ocurre es que todos llevamos un maestro dentro, entendiendo por maestro no aquel que ha estudiado para serlo, sino el...por mis experiencias “estoy en posesión de la verdad” y se lo que esta bien o mal para mí.

Nos pasa no solamente con personas ajenas a nuestro ámbito, también con los que presuponemos más cercanas, no siendo lógico puesto que los ajenos nos conocen de hace menos tiempo y por lo tanto sería de manera inconsciente y además tampoco es la pretensión de toda persona que conocemos el sobre pasarse en palabra o hecho con nosotros. Con las personas cercanas tampoco sería una idea pensada el que nos digan para “hacernos daño” sino para acompañarnos en el proceso que estemos viviendo, si bien es cierto que puesto que nos conocen más tienen argumentos para hacernos reflexionar y no siempre es apetecible....

Sería el momento de dejar el escudo y sobre todo la espada puesto que no hay atacantes sino como nosotros nos tomemos lo que nos digan o hagan. Deberíamos de reflexionar sobre que nos esta afectando verdaderamente de la actitud de la persona en su acción o palabra. Una vez llegada a una conclusión, qué debo trabajar en mi.

No es tarea fácil si estamos acostumbrados a reaccionar así pero poco a poco se consigue. Obviamente si dejamos la espada el escudo debemos empezar a bajarlo o dejando para así poder saborear de otra manera lo que recibimos de otras personas.

Realmente no hay personas que vayan con el propósito de molestar en un tipo determinado de formato sino CÓMO nos tomamos lo que recibimos de otras personas y sobre todo en que momento estamos que nos afecta de esta determinada manera.

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