jueves, 3 de noviembre de 2016

Mírame a los ojos


Que es realmente lo que piensa y siente el que ha llegado muy alto, que le hace diferente o un referente para que otros digan que puede mirarme por encima del hombro. No tiene sentido que me digas que no estoy metido en lo que tu haces puesto que hago lo que me place con mi vida  y esto es quizás lo que te ocurre y por eso quieres que me derrumbe, porque puedes haber llegado donde tu querías pero no como tu corazón te decía.

No te creas todo lo que te dicen, ni estés por encima de otros, ni escuches los susurros que te hacen al oído ya que por muy alto que hayas llegado, torres más altas han caído.

La superioridad es el signo de todo lo contrario cuanto más te lo crees más bajo estarás llegando pero no para la sociedad que a estos les da igual, sino abajo de lo que tu eres en realidad. Solamente un personaje que te das para los demás, y si te preguntas cuando estas a solas....¿Quién soy? o ¿Qué puedo hacer para cambiar quizás?

Solamente eres un personaje creyendo que tienes cierto linaje con gran posicionamiento y puede que hasta llegues a serlo pero no en la época actual sino en tu pensamiento.

Claramente hablo de estas personas que por llegar a cierto estado social o tienen cierto status se creen que están por encima de los demás es como si no tuvieran solamente lo básico, sino un plus.

Y puede que hasta llegar a este punto hayan tenido que luchar, no les quito merito, pero si les quiero comentar que lo normal es que se acuerden desde donde un día partieron y el motivo por el cual quisieron llegar a donde hoy están.

Recordar que desde el nacimiento no saltamos hasta donde hoy por hoy hemos llegado sino que hemos tenido que caminar dejando tras los pasos dados nuestro legado, aprendizajes, momentos, situaciones y por todo esto merece la pena que volvamos la vista atrás, para no olvidar que mirar por encima del hombro no nos hizo llegar a desde donde hoy miramos.

Observar con gratitud todo lo conseguido y continuar con la actitud que nos ha hecho llegar a donde estamos, caminando con el cuerpo erguido.

Por eso es bonito mirar nuestras raíces, estas que salían desde el suelo, que nos hacen estar en la tierra y no permanentemente en el cielo. Estas que nos conectan con lo vivido, las enseñanzas que no se aprenden en el colegio sino que se transmiten en las casas y que son las que te sirven para lidiar en las distintas andanzas.

Revisar desde cuando llegaste al mundo, siendo solamente un llanto y una felicidad para tus padres. Estas personas que por ti han dado sus vidas, su tiempo, cuidado, atención, alimento, comprensión, todo su amor, para que parte por ellos y sobre todo por ti hayas llegado a ser lo que actualmente eres, aunque esto sea momentáneo ya que debes seguir caminando y aprendiendo si tu quieres.

Por esto, no te creas por encima de nadie, todos somos iguales si me miras a los ojos, pero no para  ver lo que tengo, soy o visto sino para entrar a través de ellos en mi alma.



domingo, 28 de agosto de 2016

La Sombra de la Muralla


Roberto llevaba una vida tranquila con su trabajo, su casa de alquiler en el centro de la ciudad y sus amigos.

Decidió ese fin de semana ir de excursión a un pueblo medieval que le habían comentado que era precioso, aunque ninguno de sus amigos se apuntaba, estaba decidido por lo que cogió el coche. Al cabo de dos horas largas, casi rozando las tres llegaba al pueblo teniendo que dar unas cuantas vueltas para aparcar.

Era un pueblo de calles estrechas pero con encanto, personas amables, llenas de miles de historias sobre dicho pueblo y sobre ellas mismas.

Tras una larga caminata y ya rozando la hora de comer se sentó en un banco de piedra junto a la muralla del pueblo.

Al momento llego un anciano de unos 80 años que con voz tenue le pregunto si podía sentarse junto a el.

Si quererse inmiscuir en la vida de Roberto le iba contando la historia del pueblo y claro esta, la suya propia.

Según comentaba había sido "un zagal" muy impetuoso, nervioso, con inquietudes que nunca pudo llevar a cabo puesto que sus padres no pudieron darle la oportunidad de salir del pueblo con rumbo a la ciudad para tener otras opciones de vida.

Era viudo ya hacía algunos años y a diario iba a un local que había para personas de la tercera edad y allí se entretenía charlando hasta que una muchacha que venia a ayudarle en las labores de la casa, le preparaba la comida.

Sin embargo, por lo que comentaba, los peores días de la semana eran los fines de semana, era cierto que se entretenía con los visitantes contándoles las historias del pueblo pero llegaba un momento que era solo una sombra que vagaba por la muralla ya que nadie le esperaba en casa, el centro cerraba y no veía a sus amigos ya que venían familiares a verles...

Explicaba que su vida estaba de lunes a viernes ya que estaba entretenido pero que se le eternizaba la llegada del siguiente lunes, curiosamente cuando trabajaba llegaba demasiado rápido este día.

Una vez que el anciano,Elías según comentó, se había ido, Roberto se quedó pensativo de cuantas personas de cualquier edad, estarían en la misma situación que este buen hombre. Personas que de lunes a viernes tienen una ocupación, pero que llegado el fin de semana cuando ya no la tienen no saben realmente que
hacer con el tiempo hasta la hora de comer, cenar o ir a la cama.

Quizás sería buscar un hobbie tipo leer, caminar, hacer deporte, apuntarse a una biblioteca, asistir a charlas o eventos...

¿Cuantas personas serían la sombra de su muralla como decía Elías?

Hay veces que conocemos a personas de nuestro entorno o nosotros mismos que nos podemos sentir como el anciano de la historia , sombras que caminan sin rumbo, sin saber que hacer ni donde ir ya que su vida esta dirigida al trabajo o una ocupación concreta pero fuera de esta nada ..... Lo importante es buscar un aliciente que nos haga estar vivos, que nos despierte la ilusión de seguir hacía adelante, que esa sombra se transforme en solo un mero acompañante cuando sobre nosotros caiga el sol.

Lo importante no es tener todas las horas del día ocupadas haciendo y haciendo, yendo de aquí para allá para sentir que no estas parado, lo importante es que estés moviéndote o parado sientas que es lo que realmente quieres hacer.

sábado, 27 de agosto de 2016

Un café a media noche


Es razonable que lo que ocurre en nuestro día a día nos afecte, sea directamente un suceso vivido en primera persona o relacionado con un ser querido.

Por mucho que haya personas que digan que no es así y que a ellos nos les ocurre; seamos serios, le pasa a todo ser humano sea de una forma u otra.

Hay veces que entendemos que la forma de que nos afecte "menos" es relajarnos yéndonos a dormir como si al despertar lo que nos preocupa hubiera desaparecido o hacer mucho ejercicio para estar cansados como si obtuviéramos el mismo resultado que durmiendo.

Y puede que nos ayude a estar en ocasiones algo más descansados en el caso de dormir si es que lo conseguimos pero solamente esto puesto que la preocupación sigue estando latente mientras no háganos por gestionarla.

No sé si nos habremos encontrado en esta situación alguna vez.

Un vaso de agua o un café a media noche es lo que nos da ese momento de volver a la realidad de los mortales dejando a morfeo durante un rato sin nuestra compañía.  Ese espacio que nos damos porque ya llevamos un rato dando vueltas en ella o dándole vueltas a circunstancias preguntándonos el para qué.

Si nos ha ocurrido esto,en el caso del cafe, y visualizamos la situación, nos veremos normalmente sentados con los muslos cerca del pecho sujetando la taza con las dos manos como si se fuera a caer el vaso o taza bebiendo a sorbos muy pequeños. Cómo si el líquido que bebemos tuviera poderes que nos hicieran estar mejor o el calor que percibimos en las manos  nos solucionará nuestro quebradero de cabeza.

Es un espacio que en ocasiones nos da el "click" que necesitamos, cogemos el suficiente aire al respirar la situación o solamente llenamos el estómago de líquido.

Es la búsqueda de la estabilidad al desconsuelo que tenemos por una situación que lo mismo ni está en nuestra mano solucionarla pero que nos preocupa.

Encontrar la fórmula para que lo antes posible podamos sortear una gran piedra con la que nos hemos topado en el camino.

Es verdad que cada persona actúa frente a lo que le ocurre de una manera diferente aunque también es verdad que si no ha sido un café o agua ha sido un...tomo algo dulce, voy al baño o similar.

Y al final te das cuenta que sólo es una parada para seguir en el camino, que debes afrontar lo que te está ocurriendo gestionando la emoción que realmente es la que te hace estar así o si no es tuyo acompañar de la mejor manera a la persona que está en esa situación.

Lo expuesto de acostarse y levantarse a media noche es más común de lo que nos pensamos.

Hay personas que estan todo el día en este "bucle" de dormir y levantarse dado que aunque sea deben ingerir alimentos. Muchas veces no somos conscientes de lo que nos está pasando y no siempre es fácil salir de ciertas situaciones por lo que es importante pedir ayuda a un profesional, familia, amigo o pareja.

Intentar solucionar lo que nos ocurre por nosotros mismos es lo que solemos hacer e intentamos hasta la extenuación pero es importante que sin llegar a este extremo seamos capaces de "levantar la mano" para un S O S.

lunes, 11 de julio de 2016

El Funambulista


Zora Vladir desde niño siempre quiso dedicarse a lo mismo que había visto desde su infancia.

Le atraía el poder sentir la adrenalina, cómo desde arriba se debía estar siempre atento a lo que estabas haciendo pero también observar a las personas.

Nunca fue su intención trabajar con seguridad  sino estar a lo que la vida le trajera,confiaba en sus posibilidades, en que nunca pasaría nada y por lo tanto no le preocupaba.

Estas ganas de ser funambulista le viene por parte de su padre y abuelo que se dedicaban a esto hasta que por edad ya no podías salir más veces.

Te retirabas y ayudabas en otras labores en el circo o cubrías tu cuerpo para seguir en el pero que no te reconocieran por esto de...pero ¿este antes no era funambulista?

Su abuelo lo hizo de esta manera ya que le encantaba también hacer reír o como su padre que ayudaría en otras cosas pero sería y era su entrenador.

La posibilidad de que ocurriera alguna cosa era diaria salvo los lunes que descansaban o cuando desmontaban en una ciudad para trasladarse a otra ciudad.

El vivir en un circo era muy distinto a lo hacían  otras personas pero no echaba de menos otra forma  a pesar de tener amigos con otros trabajos puesto que era la que tenía sentido para el.

Un día que tubo un pequeño percance y se puso a pensar.

El salía a andar por un cable sabiendo que podría llegar el dejar de tenerlo, consciente de que estaba en la cuerda floja   (nunca mejor dicho) y que cada día debía dar de si lo mejor porque nunca sabía si al día siguiente podría volver a vivir esa experiencia.

¿Acaso no había muchas personas que tenían sus vidas pero se sentían así ? ¿Acaso esto no era parte de la esencia de la vida el aprovechar o vivir en el momento presente?
¿Si lo perdiera todo por accidente o porque prescindieran de él  que sería de su vida?

Quizás su vida no era tan distinta a la de otras personas.

Realmente andamos por la vida por un camino que entendemos que si no pasan situaciones ajenas "a nuestros planes", llegaremos a nuestro destino. A veces sujetos aunque con complicaciones  y otras por un cable fino del cual nos podemos caer. Descansamos cuando hacemos lo que llaman "examen de conciencia" pero no por cosa muestra sino porque ya toca parar o te paran.

Si nos paramos a pensar,  ¿cuantas veces nos hemos podido sentir así? Como andando por un cable fino sin saber que puede pasar,creyendo que todo irá bien pero con la posibilidad de caernos.

martes, 5 de julio de 2016

Hablando contigo


Un día más en la vida de Matias, una cena ligera para no sobrecargar el estómago y así poderse acostar sin el estómago lleno.

Todavía con la mesa puesta puso la televisión en el canal que o bien dan series o películas, para entretenerse ya estaba bien.

Al cabo de un rato no se sabe muy bien si por la película que estaba puesta, cansancio, entrar en estado de letargo o directamente dormido, se veía delante de si mismo pero con 7 u 8 años  por la apariencia.

La imagen era de el de pie como adulto frente a el pero como niño.

Conversaban tranquilamente, unas veces Matías niño ponía cara de no comprender nada y otras era Matías adulto quien se sorprendía de lo que escuchaba.

La situación que se vivía o que estaba viviendo no tenía sonido aunque se entendían hablando y no gesticulando.

Al cabo de un instante esta imagen se desvanecía, volviendo a estar delante del televisor en el cual aparecía como un coche se aparcaba solo.

Matías miró el reloj y apenas habían pasado 20 minutos desde que término de cenar.

No buscó explicación a lo que había ocurrido, si por dormirse, si por querer hacerlo y traerlo su subconsciente...si le daba rabia no haber escuchado la conversación como si fuera un espectador de la secuencia.

Y lo importante no era esta  charla consigo pero de niño sino plantearse en ese momento... ¿Qué me diría si me tuviera delante con 8 años?

¿Quizás me aconsejaría para no cometer ciertos errores?

¿Le contaría a grandes rasgos que le ocurrirá durante su vida?

¿Solamente quién soy o he llegado a ser?

O que la vida es un camino de aprendizaje y que caer no es malo, lo importante es levantarse.

Puede ser incluso que nada de lo anterior...

Tras un intervalo no muy largo de tiempo y habiendo pensado en varias opciones, llego una sonrisa a su cara, ya sabía que le diría.

Este puede ser un buen momento para reflexionar...

¿Qué me diría si me tuviera delante con 8 años?