En ciertas épocas, momentos o etapas
de nuestra vida sentimos que no hay nadie que pueda opinar o sobre
pasar ciertas lineas que para nosotros son muros infranqueables, que
una opinión contradictoria o un hecho que no concuerde con lo que es
nuestro patrón es....¡¡DANGER!!
Es condición en el ser humano a veces
por cierta educación o supervivencia el estar con “un escudo y una
espada” como soporte “para atacar”.Esperando un “supuesto
enemigo” que intente hacernos daño con sus actos, nos moleste,
haga algún comentario que no es de nuestro agrado o invada nuestra
zona en la cual vivimos bien, y cuando alguna de estas condiciones se
da o todas, se produce un primer escondite tras el escudo (nos protegemos de lo que ha ocurrido) para a
reglón seguido y sin esperar explicaciones porque dan igual....nos sentimos atacados y por lo tanto hay que lanzarse a por todas a decir o
hacer (metafora de sacar la espada) todo lo que estas en nuestras manos.
Y quizás la reacción lógica sería
dejar explicar el motivo del comentario o hecho para posteriormente
razonar nuestra postura, estando de acuerdo o no. Pero lo que ocurre
es que todos llevamos un maestro dentro, entendiendo por maestro no
aquel que ha estudiado para serlo, sino el...por mis experiencias
“estoy en posesión de la verdad” y se lo que esta bien o mal
para mí.
Nos pasa no solamente con personas
ajenas a nuestro ámbito, también con los que presuponemos más
cercanas, no siendo lógico puesto que los ajenos nos conocen de hace
menos tiempo y por lo tanto sería de manera inconsciente y además
tampoco es la pretensión de toda persona que conocemos el sobre
pasarse en palabra o hecho con nosotros. Con las personas cercanas
tampoco sería una idea pensada el que nos digan para “hacernos
daño” sino para acompañarnos en el proceso que estemos viviendo,
si bien es cierto que puesto que nos conocen más tienen argumentos
para hacernos reflexionar y no siempre es apetecible....
Sería el momento de dejar el escudo y
sobre todo la espada puesto que no hay atacantes sino como nosotros
nos tomemos lo que nos digan o hagan. Deberíamos de reflexionar
sobre que nos esta afectando verdaderamente de la actitud de la
persona en su acción o palabra. Una vez llegada a una conclusión,
qué debo trabajar en mi.
No es tarea fácil si estamos
acostumbrados a reaccionar así pero poco a poco se consigue.
Obviamente si dejamos la espada el escudo debemos empezar a bajarlo o
dejando para así poder saborear de otra manera lo que recibimos de
otras personas.
Realmente no hay personas que vayan con
el propósito de molestar en un tipo determinado de formato sino CÓMO
nos tomamos lo que recibimos de otras personas y sobre todo en que
momento estamos que nos afecta de esta determinada manera.