Sí, fue un 23 de marzo, aunque parece que fue ayer , ya han
pasado 21 años.
No fue duro puesto que no dio tiempo a darnos cuenta que
cogías pista para viajar donde ya te tocaba llegar.
Al cabo de una semana todo lo que eras en esta vida como
persona se marchaba contigo rumbo a reencontrarte con tus familiares y otras
tantas almas.
Y hoy desde la tranquilidad, calma y viviendo la muerte como
un camino distinto al que siempre nos han inculcado que es vivirlo desde el
dolor, te escribo.
Aunque no estas físicamente no has dejado de acompañarme.
Aunque te has ido de entre nosotros siempre estas porque lo
vivido perdura en nuestros recuerdos pero sobre todo en nuestra experiencia de
vida.
No estas pero te siento y no me hablas pero te escucho
entendiendo lo que me quieres decir.
Te fuiste para no volver aunque algunos sepamos que sigues entre nosotros.
Y habrá muchas personas que solo se habrán quedado con el
recuerdo de la persona y las anécdotas
diarias que tenían contigo…
Pero nosotros los que te quisimos y queremos nos quedamos
con todos las cosas bonitas que tenías, que enseñabas transmitiéndolas como a ti te las habían enseñado y
modificando otras haciéndolas tuyas.
Nos quedamos con lecciones de amor para con nosotros, y
también el descubrir que tras una “imagen sería” siempre hubo un corazón que
latía con cariño.
Nos quedamos con tu sonrisa y con tu forma de tratar a las
personas aunque no tuvieras una carrera,
y gran lección para aquellos que teniéndola no sabían hacerlo de la misma
manera.
Nos quedamos con estas discusiones que acababan en un
perdón.
Nos quedamos con vivir como una piña todo lo que ocurría, en
darnos la posibilidad de opinar, consensuar todo lo que pasaba en casa
haciéndonos partícipes de lo que era una familia en la cual había padres e
hijos, pero todos
éramos uno solo.
Nos quedamos también con tu carácter fuerte y con esos
momentos en los cuales entrabas en el bucle de esto debe ser así, aunque eran
las menos.
Nos quedamos con esa parte de miedos que tenías que nos han
acompañado un tiempo pero que hemos liberado puesto que eran tuyos y no
nuestros.
Nos quedamos con tantas y tantas historias que nos has ido
contando y que nos han servido para afrontar los baches que hemos tenido.
Y lo que es más importante, nos quedamos con una última
lección antes de entrar en el transito hacía ser la luz que siempre fuiste en
vida, como sabiendo que ya no estarías entre nosotros, nos supiste
tu a nosotros, acompañar en tu despedida.
Gracias por seguir acompañándome, por no haberte ido del
todo, por enseñarme a querer y respetar a las personas, por saber callar a
tiempo porque esto también es opinar, y gracias porque SIN DUDA “ la elección
como padre”, fue totalmente acertada
Solo te puedo decir MUCHAS GRACIAS, porque gracias a todo lo
que me has enseñado aparte de lo que yo he aprendido, hoy soy quien soy.