No nos damos cuenta que el miedo a otras personas es el miedo al no saber como van a reaccionar, no a la propia persona.
Dejemos de pensar en como reaccionarán el resto y sí en como lo haríamos nosotros ante las distintas situaciones que se pueden dar.
Si nosotros lo afrontamos desde el convencimiento de sentirnos fuertes ante la palabra, solo nos podrá hacer daño un acto físico.
La solución no es el miedo a las personas que te rodean sino el diálogo y en último termino la denuncia en daños físicos.
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