Cuando sale el sol se acaban los sueños, empieza el día y quizás los sueños se hacen realidad.
Transcurre el día trabajando o buscando trabajo, estudiando o haciendo las cosas de la casa, que más da cuando los sueños son sueños y no luchas para que un día se hagan realidad.
Cuando llega la tarde el sol se esconde y llega la compañía de la luna; la luna que nos transporta a los sueños despiertos, pedirle que se cumplan y que nos de fuerza para llevarlos a cabo.
Y por último, de nuevo, dormir y los sueños, donde todo lo que queremos se cumple, donde no hay miedos, ni tristezas, donde existe cualquier persona a nuestro lado, y somos capaces de cualquier cosa.
Los sueños no tienen porqué ser sueños si ponemos la suficiente energía para cumplirlos, para llevarlos a cabo. Unas veces se cumplirán y otras no, pero seguro que si no lo intentemos, seguirán siendo eso, sueños.
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