jueves, 19 de marzo de 2015

El entorno


Cuentan los viejos del lugar, de agarrapatas (aunque era apodado como nospati), que hay una cuento o fabula que va de abuelos a padres y estos a hijos que cuenta lo siguiente.

Llego una familia al pueblo, los claqsi, compuesta por los padres y una niña que se llamaba Dalia. Era pequeña, morena, simpatica, alegre en su expresión y lista.

Eran la alegria del pueblo, se desvivian por sus vecinos, eran amables, encajaron muy bien en el pueblo.

Dalia aunque era nueva enseguida hizo buenos amigos en el colegio, quedaba con otros niños, reia, jugaba.

La niña fue creciendo y pasando de cursos sin esfuerzo.

En el pueblo había un pequeño inconveniente, no tenía instituto y logicamente menos universidad.Según decían, tampoco les era un problema no tener ya que los niños no llegaban a estos niveles ya que estudiar y conseguir llegar a ser algo no era su fin, empezaban a trabajar...no tenían motivación por ir a otros pueblos o a una ciudad cercana para seguir aprendiendo.

Dalia al contrario que los otro niños si tenía motivación de adquirir unos conocimientos, habilidades, tenía esta motivación por hacer cosas, que no tenían que pasar por la universidad pero porque no probar algo que le gustaba.

Los padres de la pequeña Dalia, tomaron por lo tanto la decisión de que fuera a estudiar a una ciudad a 40 kilometros de distancia del pueblo, que si tenía instituto y universidad.

Se despidió del pueblo y se fué a la ciudad a estudiar. Venia los fines de semana y en vacaciones a estar en el pueblo, a estar con la familia y los otros niños con los que había hecho amistad.

Cuando empezo la universidad, ya venía menos, si visitaba con cierta regularidad a sus padres pero logicamente tenía otro tipo de objetivos que conseguir.

Llego un momento que en el pueblo se perdió la pista de esta niña simpatica, alegre y lista.

Al cabo de los años, llegó al pueblo una mujer morena con su marido y dos hijos. Era Dalía, aquella niña que un día dejo el pueblo para hacer lo que era su ilusión.

Un anciano del pueblo, que la había visto crecer, le pregunto: ¿Qué tal te ha ido en la vida y porque has venido a vivir aquí?

Dalia le respondió: Me fuí del pueblo con la ilusión de conseguir lo que quería y ahora que lo tengo, he vuelto al sitio que me vió crecer y donde encontré las fuerzas para tomar estas decisiones. Quiero que mis hijos tengan las mismas sensaciones que un día a mi me hicieron buscar hacía donde quería ir.

Y le hizo una pregunta al anciano. Le dijo: ¿Me puedes explicar porque se le apoda nospati al pueblo?

Anciano: Se rió. Uno de los alcaldes que tuvimos le puso este apodo "nospati" (no es para ti) por ver que ninguno de nuestros niños queria prosperar.

Tu fuiste la primera que marchaste de aquí y gracias a tí hubo muchos niños que te siguieron. Y ya estas aquí de nuevo.

Hay muchas veces que lo que tenemos alrededor es de una forma pero lo que debemos hacer es creer en lo que nosotros queremos, sentimos y luchar por ello.

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